Fundador de la Orden de los Frailes Menores
conocidos como
los franciscanos
¿Qué nos enseña la vida de San Francisco?
Nos enseña a vivir la virtud de la humildad. San Francisco tuvo un corazón
alegre y humilde. Supo dejar no sólo el dinero de su padre sino que también
supo aceptar la voluntad de Dios en su vida. Fue capaz de ver la grandeza
de Dios y la pequeñez del hombre. Veía la grandeza de Dios en la
naturaleza.
Nos enseña a saber contagiar ese entusiasmo por Cristo a los demás.
Predicar a Dios con el ejemplo y con la palabra. San Francisco lo hizo con
Santa Clara y con sus seguidores dando buen ejemplo de la libertad que da
la pobreza.
Nos enseña el valor del sacrificio. San Francisco vivió su vida ofreciendo sacrificios
a Dios.
Nos enseña a vivir con sencillez y con mucho amor a Dios. Lo más importante
para él era estar cerca de Dios. Su vida de oración fue muy profunda y era
lo primordial en su vida.
Fue fiel a la Iglesia y al Papa. Fundó la orden de los franciscanos de
acuerdo con los requisitos de la Iglesia y les pedía a los frailes obedecer
a los obispos.
Nos enseña a vivir cerca de Dios y no de las cosas materiales. Saber
encontrar en la pobreza la alegría, ya que para amar a Dios no se necesita
nada material.
Nos enseña lo importante que es sentirnos parte de la Iglesia y ayudarla
siempre pero especialmente en momentos de dificultad.
San Francisco: Carta a los fieles
Debemos ser sencillos, humildes y puros.
La venida al mundo del Verbo del Padre, tan digno, tan santo y tan glorioso, fue anunciada por el Padre altísimo, por boca de su santo arcángel Gabriel, a la santa y gloriosa Virgen María, de cuyo seno recibió una auténtica naturaleza humana, frágil como la nuestra. El, siendo rico sobre toda ponderación, quiso elegir la pobreza, junto con su santísima madre. Y, al acercarse su pasión, celebró la Pascua con sus discípulos. Luego oró al Padre, diciendo: Padre mío, si es posible, que pase y se aleje de mi ese cáliz.
Sin embargo, sometió su voluntad a la del Padre. Y la voluntad del Padre fue que su Hijo bendito y glorioso, a quien entregó por nosotros y que nació por nosotros, se ofreciese a sí mismo como sacrificio y víctima en el ara de la cruz, con su propia sangre, no por sí mismo, por quien han sido hechas todas las cosas, sino por nuestros pecados, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas. Y quiere que todos nos salvemos por él y lo recibamos con puro corazón y cuerpo casto.
¡Qué dichosos y benditos son los que aman al Señor y cumplen lo que dice el mismo Señor en el Evangelio: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, y al prójimo como a ti mismo! Amemos, pues, a Dios y adorémoslo con puro corazón y con mente pura, ya que él nos hace saber cuál es su mayor deseo, cuando dice: Los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad. Porque todos los que adoran deben adorarlo en espíritu y verdad. Y dirijámosle día y noche, nuestra alabanza y oración, diciendo: Padre nuestro, que estás en los cielos; porque debemos orar siempre sin desanimarnos.
Procuremos, además, dar frutos de verdadero arrepentimiento. Y amemos al prójimo como a nosotros mismos. Tengamos caridad y humildad y demos limosna, ésta lava las almas de la inmundicia del pecado. En efecto, los hombres pierden todo lo que dejan en este mundo; tan sólo se llevan consigo el premio de su caridad y las limosnas que practicaron, por las cuales recibirán del Señor la recompensa y una digna remuneración.
No debemos ser sabios y prudentes según la carne, más bien sencillos, humildes y puros. Nunca debemos desear estar por encima de los demás, sino, al contrario debemos, a ejemplo del Señor, vivir como servidores, y sumisos a toda humana criatura, movidos por, el amor de Dios. El Espíritu del Señor reposará sobre los que así obren y perseveren hasta el fin, y los convertirá en el lugar de su estancia y su morada, y serán hijos del Padre celestial, cuyas obras imitan; ellos son los los hermanos y las madres de nuestro Señor Jesucristo.
Actividad para la clase:
1) Tipear en Kid Pix la oración de Francisco de Asís, que les entregué en la copia.
2) Colorear la fotocopia con la imagen de Nuestro Patrono.
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